A veces la vida es como un río
sin vado, imposible de cruzar.
Entonces una tristeza de otoño frío
se hace piedra, moho, helecho
para un corazón baldío
que no encuentra resquicio,
ni paz donde meterse y llora.
A saber porqué es todo
tan complicado, tan fatuo.
Las palabras se pierden
en laberintos,
buscan un futuro donde
es oscuro lo claro,
lo negro guarda al blanco
color solar.
La mezquindad aflora,
fluye, desgarra,
deja penas de ausencia
lealtades y paciencias.
El destino es entonces
pájaro en jaula
aterrado
esperando la libertad
del juicio.
Mavi g.g.