Fue algo fortuito, instintivo
no era el lugar apropiado
pero sus ojos brillaron
de una manera especial.
—¿Eres felíz? -le pregunté.
Él respondió sin dudar.
—Sí.
Me contagió su emoción
sentí un suave rubor
que creí haber olvidado,
en ese momento pensé.
Para qué pedir más al cielo
cuando está junto a mi.
Mavi g.g.