EN EL MAR

Hoy es Mozart mi compañero
de pantalla.
Su música es bálsamo que cura,
relaja, y alegra el corazón.
Dices música y el espíritu
se expande libre.
Visualizas estados tranquilos.

Un paseo hasta la playa
cogidos de la mano,
a mitad de camino un abrazo
un beso entre ardiente y cómplice.
El mar te acoge,
desaparece el vértigo de vivir,
un cálido centelleo hace insaciable lo bello.

La fragilidad del gozo
nos hace tan pequeños ante esa inmensidad
verde esmeralda, azul ultramar,
una ola blanca de espuma,
 ofrece a nuestros pies relajo,
al caer la tarde
avanzamos por la arena
sin levantar castillos.
El futuro, entonces, es nuestro.
Pisadas sutiles nos llevan
en un diálogo a la paz de nuestros sueños.
Paisaje mínimo y grandioso a la vez.

No hay nube en el horizonte
se disolvió con la neblina.
Vuelve la música a sonar
y alegra nuestra verdad compartida.
¿Por cuanto tiempo?
Hasta que Dios quiera.
Mavi g.g.