LÚA.
Dicen, que dicen, que dicen...
Que los pequeños compañeros peludos,
cuando se marchan de nuestro lado.
Atraviesan la luz por el puente del Arco Iris
y allí nos estarán esperando cuando un día
partamos también hacia otra dimensión.
Ayer celebraba que cumplía un año
de su corta vida,
y hoy la tristeza me embarga.
Lúa, mi pequeña gata
ha partido hacia ese lugar
donde tienen un sitio para descansar,
aquellos que en vida nos regalaron
su presencia, su cariño incondicional.
La suavidad de su pelo al acariciarlo...
Tantas cosas como bondad y cariño nos dan
a cambio de poco.
Ese beso que a veces me daba
con su lengua rasposa y especial.
Un suave ronroneo acariciaba mi cara,
mis manos...y yo era feliz.
Hoy lagrimas amargas rodaban por mi cara
ante la inesperada muerte de nuestra Lúa.
Sorpresa, estupor, no dar crédito al hecho.
Saltaba contenta esta misma mañana
detrás de las mariposas entre la hierva,
subía a un árbol rápida y feliz.
Nada hacía presagiar este final.
La llamé cuando la casa quedó tranquila
esperando saliera de su escondite preferido,
y la realidad fue dura, triste, inesperada.
Su pequeño corazón se paró.
Dormida sobre si misma quedó bajo el sofá
donde tanto le gustaba pasar el tiempo inadvertida.
Dolor, lágrimas ante la tragedia de verla sin vida, fría.
Abrazada a ella quedé diciéndole entre sollozos
todo cuanto significó en mi vida.
Ya reposa cerca de nosotros su cuerpecito.
El recuerdo de este corto tiempo que nos regaló
estará vivo para siempre en nuestro corazón.
Descanse en paz mi pequeña Lúa.
Mavi g.g.
