domingo, 24 de febrero de 2013

ATARDECE



Al caer  la tarde de la vida
las sombras se ciñen al pecho,
dejan desasosiego, angustia, impotencia.

  Afán por vivir
 como si no hubiese nunca final,
ni reposo.
 Corto nos parece el paso por la vida
que no deja tiempo de acabar un sueño.

La rebeldía a lo inevitable,
sin tener respuesta que alivie
como  bálsamo de miel caliente
 la piel endurecida 
y áspera del alma.

Mundo quebrado,
lagrima salada y furtiva
que ciega unos ojos secos y tristes.

Luz al final del camino.

v.g.g.