A la niña oriental
le tocó vivir un tiempo difícil;
distraída, lejana, absorta.
Los ojos le brillan
como espejos en la noche,
la huella de su mano
dejó adormecida el frío,
su rostro,
de transparencia pura,
quiso contemplar las estrellas.
Pobre lecherita
sin oro ni seda
sin suave quimono de fiesta.
El pañuelo a la cabeza
tejido de flores lo lleva
La triste mirada dice
"estoy dispuesta"
Con su jarrita de leche caliente
parece invitar.
¿gustan?,
es de leche fresca.
Mavi.g.g.