Fría tengo la garganta,
se me hiela la voz al nombrarte.
Quisiera hablarte de amor
y quedo aprisionada, muda.
Desaliento de un querer imposible
¿como llegar a ti sin que te vayas?.
No escucha tu oído mi lamento.
Todo lo veo gris,
cenizas que envuelven una ilusión
tan solo compartida por mi.
Me queda la duda,
si merece la pena tanto esfuerzo
por comprenderte.
Una palabra se alza
en lenta agonía,
¿qué hacer?
como un rayo que parte en dos
un cielo incendiado.
.