La vida es como un teatro
que nos montamos detrás del maquillaje
que esconde la verdadera cara
y se corre el riesgo de vivir
en una continua sesión teatral.
El telón no cae nunca
y el personaje se adueña
de quien asume ese papel.
El riesgo de confundir la cara y la careta.
Solo que, resulta difícil
esconder la persona
bajo ese maquillaje
que lleva sobre el rostro.
La mirada no se puede maquillar
y ella nos delata.