aquellos, esos que hacen recodar.
y duelen ausencias queridas.
A la vez una alegría de participar
en la ilusión de los pequeños.
Savia nueva.
Mirarse al espejo.
En primer plano
veo pliegues en mi rostro
huella del tiempo vivido
y sonrío.
Suspiro hondo.
Me miro las manos,
esas palomas blancas
que tanto mueven sus alas
para darse incansables.
La mirada corre más
que la invisible imagen de lo visto,
aquella que sostiene
el milagro de vivir.
Tanta claridad es misterio,
me enfrento a los destinos
que cambian el ritmo de la vida,
itinerario de un viaje
fugazmente infinito.
Sólo queda bailar
un serenísimo vals contigo,
mi norte, mi bien, mi cariño.
Mavi g.g.
2 comentarios:
En esta época se notan las ausencias y el paso de los años.
Unas letras muy melancólicas que me han arañado un poco.
Un saludo.
Gracias Né. eres muy amable. besoss
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