Después de la tormenta,
como era de esperar,
llegó la calma.
Aire en el aire
y la mar calmada está.
Me reconcilié con el mundo
dispuesta a pasar por alto
mi mal humor,
y me convencí
que nada es tan importante
para que el día claro
se convierta en nubarrones
amenazantes de tormenta.
Pensamiento que tiñe de colores
la tarde
de gris a rojo
de naranja
a nada.
Mavi.g.g
3 comentarios:
No hay nada más sabio que ese cambio de actitud, cuando amamos y sabemos que los demás no tienen por qué aguantar nuestros cambios de humor!...;)
Y el día entonces teñirá sus colores,los que queramos!
La fotografía es preciosa!
ABRAZO GRANDE, Y FELICIDADES POR AMBAS MUESTRAS,MAVI.
; )
Es muchas veces más difícil tener calma con nosotros mismos que con el mundo que nos rodea.
Saludos.
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