Dicen los entendidos,
que el sonido del violonchelo
semeja la voz humana.
Siento
una gran curiosidad.
Pienso,
que en la orquesta,
como en la vida,
una voz destaca siempre entre
la multitud
y así debe ser entre los instrumentos
ese sonido,
cadencioso, suave, profundo,
con un punto de melancolía
que con su voz,
consigue llenar plenamente
el corazón y los sentidos
de quien escucha.
Se asemeja, tal vez,
al susurro amoroso
de la voz amada hablando bajito
al oído palabras de amor.
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