El sol brillaba muy poco, como si tuviese frio
o sueño, y se escondía entre las nubes.
El rio sonaba furioso contra la orilla.
Yo estaba extasiada en el correr del agua que bramaba,
y me hacía sentir pequeña ante su fuerza desatada.
Solo la sombra de tí al acercarte, me sosegó y dieron
color a mis mejillas.
Que perdidos nos podemos sentir a veces,
dentro de un tumulto de cosas
que se disipan, sin embargo,al sentir
una mano cálida y una mirada que te dá confianza
y aparta nuestros miedos.
En ese momento soy afortunada.
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