Dicen que este instrumento es el que tiene el sonido, lo más parecido a la voz humana.
Pero no es del Violonchelo de lo que voy a hablar hoy, sino de un gran poeta todo sensibilidad y gracia
con el que se me van las horas muertas cuando leo sus poemas.
Él es Ángel González y lo descubrí cuando Oscar me habló de su poesía.
Cualquier página en la que me adentro es más interesante, es cercano, amable,
con un gusto por las palabras que deja huella.
Este poema es de "Poesía sin sentido"
CALAMBUR
La axila vegetal, la piel de leche,
espumosa y floral, desnuda y sola,
niegas tu cuerpo al mar, ola tras ola,
y lo entregas al sol: que le aproveche.
La pupila de Dios, dulce y piadosa,
dora esta hora de otoño larga y cálida,
y bajo su mirada tu piel pálida
pasa de rosa blanca a rosa rosa.
Me siento dios por un instante: os veo
a él, a ti, al mar, la luz, la tarde.
Todo lo que contemplo vibra y arde,
y mi deseo se cumple en mi deseo:
dore mi sol así las olas y la
espuma que en tu cuerpo canta, canta
-más por tus senos que por tu garganta-
do re mi sol la si la sol la si la.
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