Llegaron ya las golondrinas
incansables, viajeras,
juguetonas pasajeras
de un mundo austral.
Mi casa ya huele a primavera
y vuelven sus nidos a colgar
entre cantos agudos y suaves
alegres, muy alegres en su piar.
La mañana despierta sus cantos
y las miro tras el cristal
como hacen sus piruetas,
vueltas y vueltas, aprendiendo a volar.
Golondrina, incansable viajera,
traes un rayo de sol
a mi vida
esperándote estaba ya.
v.g.g.