Escuchar una música suave
endulza los sentidos
apacigüa el alma.
Con la noche cargada de perfume
cierro los ojos
vuelan pensamientos
en remolino
de golondrinas primeras.
Salgo a galopar a lomos
del viento
en unos caballos alados
queriendo atrapar la luz,
la que tuvimos,
La vida pasa deprisa
sin pausa,
escucho un sonido leve,
un arrullo,
quiero dormir.
Alguna vez
quise iluminar la noche
pero el tiempo nos deja
sin luz.
En sueños
la oscuridad sigue
entonces
poblada de luciérnagas
doradas.
Mavi g.g.