En el tren de los sueños
el ayer y el hoy
se encontraron
se abrazaron
y nació el mañana.
Escuché una vez que
para desensoñar los sueños
hay que tener una fe
fugitiva
-o aventura de vivir-
Y atreverse,
como norma,
abrazar la vida con pasión
sin buscar la solución
a los problemas del mundo,
pero no dejar de ofrecer
las manos
ante los problemas
del mundo.
Esa noche dormí feliz.
Mavi g.g.