Tiempo amargo donde la muerte
acechó dejando los ojos yertos,
muertos.
Robando de un zarpazo cruel
el aliento.
Tocó un tiempo amargo,
Muerte cruel, pero inevitable,
luz corrosiva, aire helado,
leve gasa deshilachada
que acaricia el rostro,
depredadora de instantes
persigues ferozmente
sus restos degradados,
y dejas un vacío creciente
entre sombras de un atardecer imprevisto,
No hay tiempo que llorar
y me sumo en la tristeza.
Nada es ya lo mismo
sólo el perfume de las flores
mitigan el dolor.
Mavi g.g.