Al pie del Faro,
volaban como cometas
subidos a aquel artilugio frágil.
Giraban y giraban de un modo
alucinante.
Pensé en no mirar.
Creí que si lo hacía
se desplomarían sobre el mar.
Una sensación encontrada
que me daba pavor
y vértigo a la vez.
Por un momento era yo,
quien manejaba los hilos,
moviendolos
en un vertiginoso vaivén mareante.
Cayendo en picado
como gaviota ligera.
Sensación encontrada.
Es la vida misma.
Vértigo de lo desconocido,
sentirse libre, sin ataduras al suelo,
volar a ras de las nubes.
Más la razón impide la locura
del momento de despegar
hacia el cielo,
que es lo que el alma ansía.
Ser libre.