Hoy tengo un nuevo compañero,
pues este retrato del Papa Juan Pablo II
va a estar siempre cerca de mí.
Fué admiración y fervor lo que sentí cuando estaba en el mundo,
haciendo una labor fuerade serie,
una revolución para la Iglesia.
Y es que su mirada de hombre bueno
no te deja indiferente.
Me gustaría peregrinar hasta Roma y rezar ante su tumba.
Es un personaje de la história del mundo
al que tener en cuenta y seguir sus palabras.