El Otoño se acerca
en el silencio de las cigarras
y mi cuerpo otoñal
es tierra fértil
que se nutre del tiempo
como mar agitado
donde el gozo
termina en naufragio.
Misterio.
Con aroma de fruta suspiro,
y bailo la danza de los años
sin miedos.
La juventud se despide
con fuegos pirotécnicos en la piel
como fogonazos de luz,
(en un gesto
le sacaré la lengua a la vejez
que me deja
expuesta al terror
de las arrugas)
Dejo correr el agua
de la ducha
por mi espalda
para que disuelva
como lluvia fría
la madurez.
Y me río.
Mavi g.g.